El proyecto Cirera-Noguera junto al Museu Picasso

El proyecto Cirera-Noguera junto al Museu Picasso

La transformación de estas cuatro fachadas en el Born de Barcelona fue un proyecto complejo que se alargó durante una década, en parte relacionado por la ampliación del Museu Picasso.

Antecedentes del proyecto

Todo empezó con la ampliación del Museu Picasso. El proyecto de rehabilitación de las fachadas de las fincas que ocupan los números 1, 3, 5 y 7 de la calle Cirera y de la plaza de Raimon Noguera empezó formalmente en 2010. Su gestación, sin embargo, es anterior y está estrechamente relacionada con la ampliación del Museu Picasso realizada en 1999.

Aquel año se actuó sobre la antigua fábrica Mauri y el palacio Finestres (situados en la calle Montcada 21 y 23, respectivamente), incorporándolos al conjunto museístico, como espacios dedicados a exposiciones temporales. 

Derribo de las antiguas naves de la fábrica Mauri. “Para generar el actual patio del Museu Picasso, hoy parte de la plaza Raimon Noguera, la intervención supuso el derribo de las antiguas naves de la fábrica Mauri. Estas naves estaban adosadas a los edificios de la calle Cirera, con lo que la parte posterior de los mismos, en contacto con la fábrica, eran medianeras que quedaron al descubierto como fachadas ciegas”. Así lo recuerda Enric Mir, arquitecto de +MMASS ARQUITECTURA, encargados de transformar las fachadas y renaturalizar la plaza.

Edificios en el interior de una manzana en el barrio del Born de Barcelona

La ampliación del Museu Picasso generó un efecto en cadena de rehabilitaciones en la zona. (+MMASS ARQUITECTURA)

Un derribo permitió descubrir viviendas de la época de la Guerra de Sucesión

La fábrica, que estaba adosada, dejaba un par de patios en los laterales de Cirera n. 1 y n. 3 que permitían una cierta ventilación. El resto eran medianeras ciegas que dejaban muy poca ventilación a las viviendas. Solo lo hacían por la fachada delantera en una calle, Cirera -de 2 m de ancho y 18 m de altura de edificación- y un patio central de 1,80 m por 1,50 m.

Una solución constructiva de la Guerra de Sucesión. El derribo provocó que los muros de estas viviendas quedarán expuestos. Además, dado que 3 de sus 5 plantas estaban construidas con un muro de tierra comprimida, un revoco de cal originalmente pensado para un interior. Con el derribo, esta estructura pasó a ser un acabado de exterior, este se encontró expuesto y con poca protección.

La tierra comprimida, adobe, fue muy utilizada en Barcelona en el primer cuarto del siglo XVIII. Entonces escaseó el suministro de materiales y piedras debido a la Guerra de Sucesión. Este tapial era, precisamente, la parte más deteriorada, por la razones apuntadas.

Inquietud en el Museu. “Posteriormente al derribo y cuando se abre el patio del Museu Picasso al público, partes del revestimiento del muro empezaron a caer, generando el deterioro del muro de tapia. Cuanto más se deteriora más se desprende el revoco y más afecta la tapia por el efecto de lavado de la lluvia”, explica Enric Mir.

Esta situación genera inquietud en el Museu y se inician una serie de requerimientos a las propiedades de los cuatro edificios para que lleven a cabo una actuación de mejora. "En este proceso también intervienen el Instituto Municipal del Paisaje Urbano y el departamento de Cultura del ayuntamiento”, recuerda el arquitecto.

Mediación y gestión vecinal

+MMASS ARQUITECTURA entra en escena. “En 2011 nos encargaron un estudio para intervenir en la fachada de uno de los edificios y en la gestión con la administración previa se implementó la necesidad de una intervención conjunta entre propiedades y administración”, sitúa Mir.

Plano de la naturalización de las plantas bajas

Planos de arreglo y naturalización de las plantas bajas de las fachadas interiores situadas en el patio interior del Museu Picasso. (+MMASS ARQUITECTURA)

El estudio +MMASS ARQUITECTURA se incorporó a estos proyectos en 2011

Con los códigos civiles hemos topado. La voluntad de los responsables de la ciudad era transformar este patio de paredes ciegas en una plaza con fachadas y vida. Esto contemplaba resolver un problema legal: la línea de la propiedad del Museu terminaba en la medianera. Según los códigos civiles catalán y español, no pueden abrirse ventanas a otra propiedad.

Paisaje Urbano organiza una reunión con los propietarios y propone a los arquitectos gestionar las cuatro comunidades y mediar con los propietarios para el buen fin de la intervención. Dado que existía un alto porcentaje de vecinos en situación de vulnerabilidad, se subvencionó el 50% de la obra. Para aquellos que no podían abonar esta mitad, la administración se hizo cargo, realizándose una nota en el registro de la propiedad para que la cantidad se liquidase en caso de futura venta.

Plan de regeneración urbana. “Aquí comenzó un plan estratégico a cinco bandas: las cuatro comunidades de propietarios, el Museu y las administraciones locales. La propuesta era convertir las medianeras en fachadas, además de incluir un plan de regeneración urbana en el espacio público, que es la plaza de Raimon Noguera, y sus conexiones e itinerarios con el Museu y el resto del barrio”, rememora el arquitecto.

Después y antes de las obras de rehabilitación en un edificio de Barcelona

Antes y después de los trabajos de rehabilitación. (+MMASS ARQUITECTURA)

Los arquitectos median con las comunidades, en un escenario “complejo”, ya que la intervención para convertir una medianera en fachada comporta abrir ventanas cuyo interior era una pared ciega, con su mobiliario, uso e historias familiares, independientemente de la salubridad de la vivienda.

La foto del abuelo decidió dónde iba la ventana. Los arquitectos trabajaron esta medianera transformada en fachada desde la escala propia del edificio o desde la escala de ciudad como fachada de la plaza Raimon Noguera. “La vida y usos que los vecinos hacían de su casa determinaron la colocación de las ventanas, ya que aquí está  la foto del abuelo, la cómoda de mi madre o mi armario, mil razones para cambiar y mover la ventana de lugar, en una fachada de 5 metros de ancho”, narra Mir.

Además, estos vecinos decidían si querían o no ventanas y/o balconeras, lo cual variaba el coste individual de la obra. Se hacía firmar a cada vecino la posición de estas ventanas y, aunque los cambios fueron constantes durante un año, un día se alcanzó el consenso.

Los arquitectos querían unas fachadas que hicieran una relectura de la arquitectura existente

Módulos inspirados en la técnica del collage

“Cuando conseguimos que los vecinos tuvieran claro cómo debíamos proceder a rehabilitar las fachadas y donde tendrían sus ventanas, empezó el trabajo de proyecto. Aunque este proceso generó un cierto desorden visual que puede ser interesante como unidad edificio, el resultado era la suma de cuatro edificios. Las fachadas de estas edificaciones debían responder a la ciudad y al espacio público al que daban”, aclara Mir.

Existía un problema adicional. Los arquitectos querían unas fachadas que hicieran una relectura de la arquitectura existente desde la proporción lleno-vacío y la proporción de las aberturas. Desde la unidad del conjunto en unos edificios de proporciones y alturas dispares.

Se trataba de edificios de una escala muy diferente a los colindantes, con anchuras de crujía de 5 m. La proporción de las ventanas en la arquitectura tradicional es alargada. La altura de algunas de las viviendas era de solo 1,85 metros de altura y otras, por ejemplo, de 3 metros.

Plano de las fachadas laterales

Planos de la fachada de carrer Cirera. (+MMASS ARQUITECTURA)

“Si eso no fuera poco, había ventanas existentes que no se modificaban y se incorporaban a la composición del conjunto, no sólo del edificio del que formaban parte sino al conjunto de cuatro. Tuvimos que encontrar un sistema que nos permitiera absorber esta disparidad, que además no fuera defecto sino virtud”, confiesa.

Se escogió un módulo estrecho de ventana, de 80 cm de anchura por 2,20 metros de altura o 1,10 m según sea balconera o ventana, módulos que se incorporan a las existentes. “¿Pero cómo podríamos competir con la escala de los edificios vecinos de viviendas, no sólo el Museu, con aberturas de 1,50 de ancho y 3 m de alto?”, se preguntaron desde el estudio.

La respuesta fue incorporar unos marcos superpuestos a los diferentes elementos basándose en las técnicas del collage, el mismo lenguaje conceptual que emplea Miralles-Pinós en las viviendas del Mercat de Santa Caterina. Así se consiguió un orden estético que dialogara con el entorno, tanto los edificios de viviendas como con el Museu.

Los vecinos se mostraron muy agradecidos al ver la mejora en la iluminación de sus casas

El muro de tapia, una complejidad añadida

La estructura de tapial de 60 centímetros como muro de tierra comprimida, “que funciona muy bien mientras no se moje o modifique su grado de humedad”, apunta Mir, supusieron un reto.

“Cuando tienes que abrir aberturas en un muro de tierra comprimida es complicado porque el tapial pierde su compresión original y ello supone un riesgo. Las aberturas se realizaron con jambas de ladrillo macizo y dinteles metálicos HEB macizados con hormigón”, añade el arquitecto.

Fue un proceso muy lento. Una vez apuntalado el forjado y descargado el muro de tapia, se cortaron con disco haciendo una cala los gruesos de las jambas en los muros. Posteriormente se introdujo el ladrillo macizo de cerámica en las jambas, macizando el conjunto. 

Plano del alzado en carrer cirera

Alzado visto desde carrer Cirera. (+MMASS ARQUITECTURA)

Una vez construidas las jambas, se perforó cortando con disco el grueso de medio muro y se colocaron dos HEB, macizando el conjunto. Posteriormente se hizo lo mismo con el otro medio muro, para acabar abriendo la abertura en toda su superficie. “El trabajo fue muy meticuloso, se realizó con total garantía y sin sobresaltos'', celebra el arquitecto.

Climatización y microclima. En la intervención energética, +MMASS ARQUITECTURA intervino en las nuevas fachadas y en la cubierta. Los patios no se aislaron por su reducida superficie. Estos espacios por un lado funcionan como un microclima y por otro no permiten reducir su superficie añadiendo un aislante.

La fachada principal no se intervino. Se dobló y aisló la fachada posterior de ladrillo de 15 cm. Mir la describe como “terrible”, dado su falta de aislamiento en una fachada Noroeste y generaba grandes condensaciones en las viviendas. 

También se revisaron las instalaciones y se intervino en aquellos pisos que presentaban problemas estructurales. “La mejora energética fue del casi 40%. El mínimo era el 30%, que era una condición para obtener la subvención. Los vecinos lo notan, tienen luz de día y confort”, afirma.

Plano con detalles del proyecto en el Born

Plano con detalles de las plantas bajas de las fachadas posteriores al Museu Picasso. (+MMASS ARQUITECTURA)

La plaza de Raimon Noguera

Sin plaza pública… por seguridad. La quinta y última fase del proyecto fue la intervención en la planta baja y el espacio Raimon Noguera con su renaturalización. “Por un tema de seguridad, el Museu descartó convertir el patio, la plaza Raimon Noguera, en una plaza pública y abierta”, lamenta Mir.

El elemento más destacado es la verja que pretende difuminar el límite, y la percepción de enclaustramiento de un muro de cerramiento como es una planta baja ciega. La verja genera profundidad y una sensación de más allá, de que existe algo detrás. Con la verja se incorporan unas jardineras y vegetación.

Mir espera que las plantas sembradas cubran esta superficie metálica, para “crear la percepción de que detrás existe un mundo que la vegetación esconde”. En 2019 se concluyó la rehabilitación y renaturalización del entorno.

Para terminar, Mir comparte su mayor satisfacción, la de haber mejorado la calidad de vida de los residentes que llevaban décadas viviendo en la penumbra. El abrazo que le dio una vecina a él y al albañil que abrió dos balcones en su piso para que, por fin, entrara la luz, es la expresión más sincera que demuestra que el proyecto superó las expectativas.

Fuente: https://www.escolasert.com/


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