Craig Wigginton: "La mayoría de los países todavía no tiene la infraestructura para el 5G"
Se podría decir que el mundo hoy baila al ritmo de los smartphones, que permiten llevar todo el poder de una computadora personal en el bolsillo y se han convertido en los aparatos electrónicos más importantes para los consumidores en la historia. Al mismo tiempo, cambiaron la vida de las empresas de telecomunicaciones, que se ven obligadas a incursionar en nuevos negocios surgidos a partir del uso de estos dispositivos. Craig Wigginton, líder global de Telecomunicaciones de Deloitte, comenta cómo se está dando esa transformación, qué vislumbra para el futuro y qué rol jugará la inteligencia artificial en todo esto. Pero también advierte sobre una falencia a nivel mundial: "La mayoría de los países todavía no tiene infraestructura para el 5G".
Apoyado en dos estudios de Deloitte, el Global Mobile Consumer Trend y Predicciones de tecnologías, medios y telecomunicaciones, Wigginton afirma que se intensificará aún más el uso de celulares. A la hora de hablar de la Argentina, subraya que en una encuesta entre los 22 países más grandes del mundo, los argentinos aparecen en el segundo lugar como los que más utilizan su teléfono. Eso sí, aún están atrasados en materia de pagos móviles.
-¿Qué está pasando en el mundo de las telecomunicaciones?
-Hay cosas muy emocionantes, porque cada vez más y más personas usan sus dispositivos para más cosas. Cada vez vemos más valor en la conexión de las telecomunicaciones con el ecosistema. Y eso va a cobrar más impulso cuando el 5G se ponga en marcha. Las empresas de telecomunicaciones tendrán que ver cómo gestionar este proceso. Cómo asignar capital, cómo priorizar ese capital y adónde se enfocarán para apuntar a que el crecimiento avance. Y puede ser desde expandir la huella actual hasta lo que son los contenidos verticales.
-¿Este nuevo paradigma las obligará a salirse de su core business tradicional?
-No necesariamente ocurrirá eso. Hay cada vez más opciones por la transformación digital. En el corazón de todas las cosas están los celulares y las oportunidades se encuentran ahí en la actualidad. Lo digital también es importante, pero está impulsado por el smartphone.
-En un tiempo estas empresas eran unas pocas y muy grandes. ¿Hoy hay una mayor atomización de las empresas de telecomunicaciones?
-Ha habido más agregados de telecomunicaciones en el ecosistema, con nuevos jugadores que están surgiendo. Por otra parte, las compañías de cable están empezando a involucrarse en las empresas de celulares y simultáneamente las de telecomunicaciones están involucrándose con los medios. Por lo que creo que sí, que hay una mayor atomización con una buena variedad de compañías.
-Hicieron una encuesta muy interesante sobre telecomunicaciones globales ¿Qué conclusiones principales saca de ahí?
-Hay muchos datos que nos dan una percepción interesante de la situación, sobre, por ejemplo, cómo es la inteligencia artificial aplicada a los móviles. Algunas de las tendencias globales tienen que ver con el uso de los smartphones, los pagos móviles y los dispositivos que se usan en el cuerpo. Y también, por supuesto, sobre cómo pasamos al 3G, al 4G y al 5G y lo que los consumidores están dispuestos a pagar para tener esta velocidad. Los dispositivos hoy son los aparatos electrónicos más importantes para los consumidores en la historia.
-Con este paso arrollador de los smartphones ¿dónde quedó el teléfono fijo? ¿desaparece o se reconvierte?
-Para mí, la línea fija es muy importante en términos de lo que se necesita como back up para lo que es todo el tendido de la fibra óptica. Más que a usar el aparato fijo, lo que nos da la línea fija es la posibilidad de llegar a través de ella con tecnología a los hogares. Es lo que se llama tecnología de acceso a los clientes. Obviamente, las llamadas se siguen tomando desde el celular, pero la línea fija se mantiene para recibir Internet y tener la posibilidad de ver videos.
-¿Cómo ve el nivel de infraestructura en la Argentina para conectar toda esta tecnología que se viene?
-En el país ha habido iniciativas públicas y privadas para hacer tendido de fibra óptica y adjudicaciones de espectro, para que las compañías puedan brindar calidad de servicio, cobertura geográfica y mayores velocidades. Pero sin duda aún hay un terreno a recorrer en cuanto a inversiones que se necesitan para poder prestar los servicios convergentes que hoy la legislación permite (que una compañía de cable pueda dar telefonía, etcétera). A nivel global, la mayoría de los países no tienen la infraestructura que se necesita para el 5G, pero para nosotros es un requerimiento clave.
-¿Para qué hay que prepararse en el futuro de los smartphones?
-Cada vez se van a volver más inteligentes y vamos a ver más inteligencia artificial imbuida en ellos. Y cada vez vamos a ver mayor poder de su computadora interna, lo que tiene que ver con la tecnología del chip, el servicio de geolocalización, mejores cámaras y baterías.
-Primero fue la PC, después la notebook y después la tableta, hasta llegar al celular ¿Vislumbra un reemplazante del smartphone en el futuro?
-Hay un factor que tiene que ver con la pantalla, que lo hace más popular y eso es lo que vemos que se proyecta hacia el futuro. Sí observamos cada vez más un mayor uso de los relojes inteligentes, pero no creo que desplacen a los smartphones. Hay un espacio para avanzar en las formas de la interfaz; como por ejemplo, la ropa inteligente. Serán todas cosas que variarán el uso de la tecnología, pero que no reemplazarán a los celulares.
-¿Ve algún área más hacia la que se puedan ampliar los negocios de las empresas de telecomunicaciones?
-Hay oportunidades en los mercados verticales, como los medios, la generación de contenidos, la Internet de las cosas y la economía compartida. Esto último se ve, por ejemplo, en el caso de los autos que, como la gente advirtió que están la mayor parte del tiempo estacionados, empezó a compartirlos. Ahí, las empresas de telecomunicaciones participarán como intermediarias, porque los dispositivos podrán gestionar cada uno de los casos de economía compartida.
-¿Cómo ve a los argentinos en su rol de usuarios de smartphones?
-Al comparar los 22 países más grandes del mundo, aparecen estadísticas muy importantes sobre su comportamiento: por ejemplo, surge que la Argentina es segunda en el uso de dispositivos móviles. Les preguntamos también a los usuarios si creen que usan sus teléfonos demasiado y los argentinos fueron terceros en responder que sí. Lo que sí vimos, y nos llamó la atención, es que el país está lento en la adopción de todo lo que son pagos móviles.
-¿Por qué ocurre eso?
-Creo que eso se da, por un lado, porque hay una deuda educacional de parte de las empresas como para fomentar el uso del celular en pagos (ahora un poco está cambiando, con las fintech). Además, la preocupación por la seguridad influye mucho, hay desconfianza por la posible violación de datos. Entonces ahí hay que salir a comunicar que los dispositivos tienen las características de seguridad para permitir que sean utilizados como medio de pago.