Cientos de hispanos constructores se exponen a un peligro latente en los Estados Unidos por 180 dolares diarios como la primera opción para empezar el sueño americano.

Si lograste salir vivo tras cruzar la temible frontera, aguantaste sed y hambre, casi te matan los coyotes o fuiste de víctima del tráfico de personas por llegar a los Estados Unidos, estás preparado para trabajar en una de las actividades económicas más demandadas.

Estudios indican que el 24.4 por ciento de los hispanos se incorporan a este tipo de jornada.

Por su parte, el Centro de Investigaciones Pew de los Estados Unidos ha publicado en su página web que la construcción está entre las 10 actividades con mayor cantidad de inmigrantes trabajando, la cual representa entre el 12 y 13 por ciento.

En esa estadística reflejan los nombres de los constructores hispanos Alfredo Urbina y el colombiano Luis Fernando López, quienes se dedican a esta responsabilidad.

Tanto Alfredo Urbina como Luis Fernando López prefieren esta actividad ya que ganan 80 dólares diarios en tan sólo cuatro horas, pero están atentos ante un riesgo laboral latente de la cual se cuidan en cada acción que realizan para seguir adelante y no morir en el intento.

Además de vivir el día a día taladrando, mezclando cemento, martillando, fabricando pisos y paredes, doblando varillas, limpiando, demoliendo y manejando máquinas pesadas, los constructores hispanos adoptan las medidas de seguridad para protegerse de lesiones leves o graves en plena faena.

Constructores hispanos cuentan sus realidades

El oriundo de México, Alfredo Urbina, tiene 21 años en los Estados Unidos ejerciendo labores de construcción en una empresa privada de Georgia y confiesa que le apasiona lo que está haciendo ya que aprendió el oficio desde pequeño.

A Urbina lo que lo mantiene activo en la construcción es la experiencia que ha ganado a lo largo de sus existencia. Entender que su seguridad y la de sus compañeros, es lo más importante.

Alfredo Urbina cuenta que una vez tuvo una lesión en la espalda quedando inactivo laboralmente por un lapso de tres meses por sobre carga de trabajo, afortunadamente no le paso nada grave.

Otra experiencia en el ámbito laboral se le viene a la mente a Urbina, quien manifestaba que una vez un trabajador fue aplastado por una máquina pesada, por lo que es importante estar prevenidos para evitar futuras complicaciones.

Cada trabajo tiene formas y acciones diferentes para su ejecución, por ejemplo, sostiene Alfredo Urbina, cuando es la hora de corta metal es necesario colocarse las gafas, el casco y los zapatos, cuyos implementos de seguridad te salvará de una lesión permanente.

“Lo más importante en este trabajo es estar concentrado ya que prácticamente llevan sinnúmero de detalles. Tratamos ser muy cuidadosos”, expresó el hispano.

Cuando es tiempo de subir las alturas para fabricar una pared, Urbina sabe el riesgo que corre.

“Hace poco pusieron una pared bastante alta. Entonces es más complicado porque tienen que andar levantando las formas y amarrar a 20 pies de altura”, describió.

Otro de los hispanos que entró en el arte de la construcción, es Luis Fernando López.

El colombiano comenta que durante sus primeros inicios fue muy difícil para él, ya que no sabía “absolutamente nada”, lo que implicaba ser una presa fácil para cometer actos inseguros en el campo de trabajo.

Sin embargo, con el pasar del tiempo se adaptó al plan de trabajo, siguiendo las medidas de seguridad al pie de la letra para evitar lesiones graves.

Resaltó que es muy cuidadoso cuando manipula el serrucho para cortar la madera, ya que algunas veces quedan atacados.

“Uno les dice cómo deben de hacerlo, en una ocasión vi que un muchacho no hizo caso y el serrucho se quedó atascado, esté se devuelve y le cortó la pierna”, recordó.