Algunos de los robots que podemos encontrar ya en el mercado pueden clasificarse como "robots obreros". Dentro de esta tipología podemos diferenciar aquellos destinados a la colocación de ladrillos, de aquellos que materializan la obra con una impresión 3D in situ.
Los primeros son robots capaces de levantar fábricas con piezas tradicionales de distintos materiales, solo que con medios mecánicos. Su gran ventaja es la rapidez de construcción, hasta 6 veces superior a los tiempos habituales con medios humanos tradicionales, colocando hasta 1000 ladrillos por hora, además de la precisión y la calidad de la fábrica ejecutada.
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Otros robots permiten a los obreros la ejecución de trabajos pesados o en entornos peligrosos, manejando ellos el robot, mejorando las condiciones de los operarios en cuando a seguridad y salud en el trabajo.
La impresión 3D está destinada habitualmente a la producción de piezas de construcción prefabricadas, que posteriormente se trasladan y se ensamblan en obra. Pero la tecnología de impresión 3D ya puede ser trasladada a la ejecución in situ, gracias a la tecnología robótica de cables, como ha demostrado la empresa española Tecnalia. Mediante un sistema de motores, cabrestantes, cables y una estructura ligera, el robot es capaz de desplazarse por un amplio espacio, materializando la obra in situ, como se demuestra en las pruebas realizadas con un prototipo de 15 x 11 m en planta.
Esta tecnología permite elaborar piezas originales y exclusivas en la propia obra, teniendo en cuenta que el proceso de construcción deberá respetar los procesos de fraguado, curado, etc. necesarios.
La robótica en la construcción no se reduce a levantar muros, existen robots que realizan trabajos especializados, por ejemplo tareas en fachadas, como proyección de aislamientos, colocación de aplacados o aplicación de pinturas.
Tampoco se limita a participar en el proceso constructivo en obra nueva, sino que es posible su participación en otros campos, como desempeñando labores de limpieza, mantenimiento o inspección. Estas aplicaciones tienen especial interés en situaciones que entrañan alto riesgo para los operarios, como es el caso de la limpieza de vidrios en edificios en altura.
Así mismo, ya es común el uso de robots de demolición, que permiten ejecutar los trabajos con un mayor rango de seguridad durante el procedimiento.
insertar imagenImagen: Imagen: alicantinadecortes.com
La robótica en la construcción es todavía una tecnología incipiente que experimentará un gran desarrollo en los próximos años, presentándose como una alternativa más en la búsqueda de una construcción sostenible, responsable y eficiente, gracias a reducir los costes materiales, los tiempos de producción y el consumo energético.