Renazca, el polémico proyecto de revitalización urbana en Madrid

La iniciativa surgió en 2020, tras un análisis de la situación actual en la que se mostraba de manera evidente, que el proyecto nacido en los años 60 había ido decayendo hasta convertirse en una manzana aislada del resto de la ciudad, complicada de atravesar debido a la discontinuidad visual y de nivel que en ella se produce. Es lógico que el público rechace el tránsito por zonas oscuras y agobiantes, que se vuelven peligrosas debido a la falta de iluminación, y en las que se ha cometido más de un robo e incluso apuñalamiento, factores que atemorizan a los vecinos.

Estado actual de uno de los pasajes de la manzana Azca.

Siendo unánime la conclusión de que la regeneración urbana de la manzana era una necesidad, se convocó un concurso de ideas en el que se erigió como ganadora la propuesta del equipo formado por los estadounidenses Diller Scofidio + Renfro (creadores de The High Line, en Nueva York), Gustafson Porter + Bowman (diseñadores del Parque Central de Valencia) y b720 Fermín Vázquez (español y proyectista, junto con David Chipperfield, del edificio de Veles e Vents, en Valencia).

El objetivo del nuevo proyecto es revitalizar todo ese espacio, suprimiendo las barreras que lo hacen inseguro y convirtiéndolo en un lugar accesible para todo el mundo. Para ello, proponen una zona verde central atravesada por un cauce de agua, en torno a la cual emergen distintos ambientes urbanos con usos útiles para los ciudadanos.

Esquema de los distintos espacios que conforman la propuesta.

Una de las claves de la actuación es comunicar la plaza con el Paseo de la Castellana mediante un cómodo acceso que incite a entrar en ella y sentarse en las terrazas, potenciando así el crecimiento del sector de la hostelería en el barrio. Además, aprovechando que nos encontramos en el sector financiero por excelencia de la ciudad, se proponen zonas de coworking en los espacios subterráneos, pero conectados directamente con la zona central y dotados de iluminación y ventilación natural mediante perforaciones en los forjados existentes que permitan la conexión visual. Se pretende hacer una actuación muy similar en las galerías recayentes a la calle Orense, introduciendo vegetación y luz natural en espacios que actualmente son sombríos e inconexos.

Render de las zonas de coworking.

Otro eje que se potencia y se peatonaliza es el que comunica la plaza de Carlos Trías Bertrán (en cuyo interior se proyecta un espacio para eventos) con la de Manuel Gómez Moreno, generando un acogedor paseo rodeado de terrazas que culmina en el Bosque Norte como final del paseo. En esta zona, se esconde el tráfico rodado rebajando el nivel del mismo respecto al de los peatones, y cubriendo con celosías vegetales todo el recorrido.

Sección de la nueva propuesta de tráfico rodado en la manzana.

El entorno de la Torre Picasso también se interviene, conectándola con la plaza existente, de tal modo que la visual de la arbolada ladera suaviza la rotundidad de la arquitectura en altura y aporta serenidad.

Modelo 3D de la propuesta para el entorno de la Torre Picasso.

A pesar de toda la lista de ventajas, se trata de un proyecto polémico para la capital, debido a distintas razones. El precio a pagar por el ayuntamiento de Madrid si el grupo inversor Renazca financia las obras (44 millones de euros) sería otorgarles el derecho a la explotación de todo ese espacio público (24.000m2) durante 40 años, tiempo durante el cual ese suelo sería de dominio privado. Además, muchos vecinos no están de acuerdo con el planteamiento de sustitución de una pista de baloncesto existente por otras pistas deportivas de pago, ubicación de las cuales es otra fuente de quejas por parte de grandes empresas que tienen su sede corporativa en Azca. Entre ellas se encuentra Pontegadea, el grupo inversor propiedad de Amancio Ortega, propietario de Torre Picasso y que, según fuentes del Diario.es, critica este proyecto debido a que, dicen, llevará varios años de obras para obtener un resultado similar al actual que además generará problemas de tránsito para vehículos de emergencia. También es criticado el cauce de agua que atraviesa la zona verde debido a las posibles filtraciones, y sobre todo, la concha acústica donde se celebrarán eventos al aire libre, debido a las molestias sonoras que producirá en el vecindario.

En conclusión, es complicado que todo el mundo se sienta satisfecho con los proyectos urbanísticos que transforman una ciudad, o una parte de ella, en la que existen múltiples intervenciones al igual que conflictos de intereses. Esperemos que, en caso de que se lleve a cabo finalmente, sea favorable tanto para la calidad de vida de los ciudadanos como para la economía de la ciudad de Madrid.

Fotografías de: Renazca

Artículo escrito por: Alba Godoy Ferrer