“Los que viven en las grandes ciudades creen que los edificios altos que ven a diario se construyen exclusivamente con máquinas, cuando en realidad ningún edificio puede erigirse sin mano de obra humana. Por eso desde siempre he admirado y respetado a los profesionales capaces de crear oficinas y viviendas de la nada, y quería inmortalizarlos con mi cámara”, cuenta Matsuda Tadao, fotógrafo especialista en retratos. En 2014 el artista logró al fin emprender ese proyecto con el que soñaba desde hacía tanto. Un conocido suyo que regenta un bar le presentó a un cliente que trabajaba en la construcción, y a partir de ahí fue contactando con posibles modelos del gremio y empezó a fotografiarlos.
Pintores que colaboraron en las fotografías
Los nikkapokka, una prenda original japonesa
La ropa de trabajo del sector de la construcción en Japón, llamada tobifuku o gotogi, presenta unas líneas muy particulares. Lo primero que salta a la vista son los nikkapokka, unos pantalones anchos hasta debajo de la rodilla, con los bajos ajustados a la pierna. Se dice que el término nikkapokka proviene de knickerbockers, un tipo de pantalones cortos que estaban de moda entre los colonos holandeses de Nueva York antes de la declaración de independencia de Estados Unidos. La comodidad que ofrecen gracias a su holgura y sus bajos ajustados los popularizaron como prenda deportiva para disciplinas como la equitación, el ciclismo, el senderismo o el golf.
Los montadores de andamios, que suben a estructuras elevadas constantemente, suelen calzar jikatabi.
“Los del gremio los han bautizado con distintos nombres como nikka, forma abreviada de nikkapokka, o shichibu (tres cuartos), porque originalmente solo llegaban hasta la espinilla”, explica Matsuda.
Los profesionales de la construcción se agachan y se levantan constantemente, por lo que les es práctico vestir pantalones holgados. Además, en los espacios estrechos y atestados de materiales y herramientas por donde se mueven, si llevasen los bajos de los pantalones sueltos, podrían enganchárseles y provocar accidentes. Por estos factores los nikkapokka son tan adecuados para este tipo de profesiones. Los tobi, técnicos de construcción en altura, tienen que realizar movimientos especialmente atléticos, elevando las piernas para trepar a los edificios, poniéndose en cuclillas, etc.; para ellos se inventó un modelo de nikkapokka con las perneras aún más anchas y largos hasta los tobillos.
“Se dice que el aleteo de las perneras ayuda a los tobi a detectar la presencia y la dirección del viento, su mayor enemigo en las alturas. También hay quien sostiene que la tela sobrante les protege porque a través de ella notan los objetos salientes cuando andan por espacios estrechos. He oído incluso la disparatada teoría de que los nikkapokka contribuyen a amortiguar las caídas de los trabajadores al permitirles planear en el aire como ardillas voladoras. Personalmente creo que, aficionados como son a los festivales populares y la ropa vistosa, los tobi visten pantalones más anchos y largos que el resto solo para llamar la atención”, comenta Matsuda entre risas.
La ropa de trabajo arrasa entre los aficionados al cosplay
Otro rasgo propio de la moda obrera en Japón es que la mayoría de los trabajadores prefieren los jikatabi al calzado de trabajo convencional. Los jikatabi son como unos calcetines tabi con suela de goma que, al llevar el dedo gordo separado del resto, permiten un agarre más flexible al suelo. “En las obras de los grandes contratistas predominan los zapatos de seguridad con punta de hierro. Para profesionales que trabajan en altura como los tobi, sin embargo, el tacto de la planta del pie es muy importante; de ahí que los jikatabi sigan en boga”, aclara Matsuda.
Últimamente hay cada vez más gente ajena al ramo de la construcción que adquiere nikkapokka y jikatabi. Los principales usuarios de este tipo de prendas son los aficionados al cosplay. Mientras que los nikkapokka deformados son ideales para caracterizarse como ciertos personajes de anime, al parecer los jikatabi son un artículo imprescindible para vestirse de ninja. Los disfraces de ninja gozan de una gran popularidad en el extranjero y, gracias al comercio por internet, las ventas de jikatabi van en aumento. Incluso hay quienes en un principio se los compran para disfrazarse pero, encantados con su funcionalidad, acaban calzándolos en el día a día.
Montador de andamios, 25 años. Los jikatabi combinan a la perfección con los nikkapokka.
Un toque de estilo para oficios poco glamurosos
Hablando del enfoque que adoptó para su serie de retratos, Matsuda nos cuenta: “Con esa indumentaria que combina la alta funcionalidad con el impacto visual, los trabajadores de la construcción japoneses desbordan personalidad. Por eso decidí fotografiar a todos mis modelos con el mismo fondo negro; quería que el espectador pudiera apreciar el carácter y el gusto de cada uno a partir de las pequeñas diferencias”.
Para evitar caer en la estética del catálogo de moda, Matsuda prescindió del estudio fotográfico y eligió el lugar de trabajo como escenario. Con el fin de capturar la imagen real de los trabajadores en plena tarea, cubiertos de sudor y polvo, se limitó a realizar montajes simples en cualquier rincón vacío o aparcamiento de la obra. Además, se aseguró de tomar todas las fotografías en verano, estación que garantiza transpiración a raudales. Fotografió a los modelos con sus herramientas de trabajo para captar mejor sus peculiaridades.
“Un trabajador de una de las obras me comentó, ilusionado: ‘Dicen que los trabajos de la construcción tienen cinco k —kiken (peligrosos), kitanai (sucios), kitsui (duros), kurai (oscuros) y kusai (malolientes)—, pero sus fotos les añaden una nueva k, la de kakkoii (estilosos)’. Y yo pienso continuar fotografiando trabajadores para seguir difundiendo su estilo”, concluye el artista.
Fotografía: Matsuda Tadao
Reportaje y texto: editorial de Nippon.com