Ciudad de México en 10 hitos de la arquitectura
El barroquismo de la Catedral, la sorpresa de la Casa de los Azulejos y la grandilocuencia del Palacio de Bellas Artes son algunos hitos de la arquitectura de la capital mexicana. Pero, además, podemos ver otra cara de la ciudad que se hace eco de las corrientes más vanguardistas y que toma forma en ultramodernos museos, mercados, restaurantes y hasta hospitales.
La biblioteca Vasconcelos, el Museo Soumaya, el restaurante Tori Tori, la Cineteca Nacional, la Torre 41, el Mercado Roma, la subterránea Plaza Garden Santa Fe o el hospital Dr. Manuel Gea González son algunos edificios que surgen en Ciudad de México como respuesta a los fenómenos sociales, culturales y tecnológicos que viven las ciudades y que impulsan a la arquitectura a adaptarse y evolucionar al ritmo que marca la sociedad.
Catedral Metropolitana
Oficialmente la Catedral Metropolitana de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos de la Ciudad de México, se trata de una de las obras más emblemáticos no solo de México, sino de toda América Latina. Clasificada como Patrimonio de la Humanidad, fue construida según los planos del arquitecto español Claudio de Arcieniega y tardó 240 años en completarse.
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Precisamente por el tiempo que conllevó su construcción es una mezcla de estilos gótico, barroco, churrigueresco y neoclásico, que se alternan en un edificio colosal de 59 m de ancho por 128 de largo y 67 de alto en sus torres.
Construida sobre las ruinas del Templo Mayor de la antigua ciudad azteca de Tenochtitlán, la catedral se alza en la plaza de la Constitución, en el centro histórico, también conocido como Zócalo, la tercera plaza más grande del mundo, solo por detrás de la Plaza Roja de Moscú y la de Tiananmen.
Palacio de Bellas Artes
Testigo de todo tipo de acontecimientos sociales y políticos, además de artísticos, la construcción del Palacio de Bellas Artes coincide con el final del mandato de Porfirio Díaz, si bien fue inaugurado el 29 de noviembre de 1934 tras el estallido de la Revolución mexicana.
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, alberga los museos de bellas artes y arquitectura y cuenta con obras murales de grandes artistas mexicanos como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Manuel Rodríguez Lozano, Roberto Montenegro o José Clemente Orozco. También es sede de la Orquesta Sinfónica Nacional, la Compañía Nacional de Ópera y la Compañía Nacional de Danza y, en general, se considera el núcleo de todo tipo de expresiones artísticas y culturales.
Del Palacio de Bellas Artes destacan la imponente cúpula y las dos semicúpulas que le dan cierto aire bizantino
El arquitecto italiano Adamo Boari, con reconocidas obras en Brasil, Argentina, Estados Unidos oy Uruguay fue el encargado de su diseño, de estilo art nouveau, y en el que destacan la imponente cúpula y las dos semicúpulas que le dan cierto aire bizantino. A su muerte, en 1928, el edificio no se había inaugurado y su sucesor introdujo pinceladas de art déco, el estilo que marcaba la moda, y que puede seguirse en los interiores de mármol y ónix.
Palacio Postal
El 17 de febrero de 1907 los mexicanos desayunaron con la noticia de la inauguración de un nuevo y suntuoso Palacio Postal, un edificio que este mes cumplía 113 años consolidado ya como un referente arquitectónico de la ciudad.
Inaugurado por el presidente Porfirio Díaz, que lo convirtió en uno de sus símbolos, el edificio fue diseñado por el arquitecto Adamo Boari, el mismo que construyó el Palacio de Bellas Artes.
Tras una fachada de piedra de Chiluca se oculta una elegante construcción que alterna bronce, hierro, madera y mármoles, así como uno de los tres primeros ascensores que se instalaron en Ciudad de México.
El Patio de los Carteros, las magníficas escaleras, la biblioteca (con más de 8.000 títulos relacionados con la historia del correo en México) y las obras de arte que alberga son algunos de los tesoros de este lugar en el que, además, se siguen enviando cartas.
Casa de los Azulejos
Entre las calles Madero y Cinco de Mayo nos sorprende la Casa de los Azulejos, un edificio de época virreinal (siglo XVI) y cubierto de hermosos azulejos que hacen de ella una de las más hermosas joyas de la arquitectura civil del barroco en Latinoamérica.
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Fue residencia de los Conde del Valle de Orizabal y habitado por miembros de la familia hasta la Independencia de México, para después alojar desde el Jockey Club de México a la Casa del Obrero Mundial y hoy la casa de los grandes almacenes Sanborns.
Torre Latinoamericana
Precisamente en la esquina que forma la calle Madero y el Eje central Lázaro Cárdenas en el centro de la ciudad se alza la Torre Latinoamericana, un rascacielos emblemático de 44 pisos y 182 m de altura (incluida la antena).
El más alto de la ciudad entre 1956 y 1972 y récord de rascacielos más alto del mundo fuera de los EEUU, fue diseñado por el arquitecto mexicano Augusto H. Álvarez y se inauguró como el primer y más grande edificio del mundo con fachada de vidrio y aluminio.
Su mirador público, en el piso 44, sigue ofreciendo excelentes vistas de la ciudad.
Museo Soumaya
En la zona de Polanco, entre oficinas, edificios administrativos y centros comerciales encontramos el Museo Soumaya.
Más que un edificio, se asemeja a una gigantesca escultura abstracta, formada por miles de hexágonos metálicos que firma el arquitecto mexicano Fernando Romero, responsable también del premiado proyecto del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
La historia del arte europeo y americano desde el siglo XV se descubre en el Museo Soumaya
Impulsado por Carlos Slim e inaugurado en 2011, se trata de un museo que expone un recorrido histórico por la historia del arte europeo y americano desde el siglo XV a través de las obras de su Fundación. Promueve exposiciones temporales e itinerantes nacionales e internacionales y entre sus fondos hay piezas de Auguste Rodin, Monet, Renoir, Degas, El Greco, Tintoretto, Brueghel, Zurbarán o Van Gogh.
Por supuesto, también de artistas mexicanos como José María Velasco, Agustín Arrieta, Dr. Atl, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros.
Tori Tori
En la estela de vanguardia encontramos también el edificio que alberga el restaurante japonés Tori Tori ubicado en el barrio de Polanco. Diseñado por Michael Rojkind y ESRAWE Studio, en realidad se trata de dos estructuras independientes formadas de capas de acero y que envuelven el núcleo del edificio como si de una red se tratase. Otra de sus inspiraciones es la hiedra natural que trepa y se extiende cubriendo muros.
Una lograda iluminación aporta aún más matices y detalles al conjunto, que incluye terraza, bar de sake y un salón principal dedicado a honrar el sushi.
Plaza Garden Santa Fe
El primer centro comercial subterráneo en Ciudad de México es también el primero en implementar una arquitectura bioclimática sostenible, alimentada por paneles solares, con captación de agua de lluvia y azoteas verdes.
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Diseñada por KMD Arquitectos y Arquitectom, se encuentra en Santa Fe. Su construcción totalmente subterránea permitió conservar la flora en su superficie, que se extiende en 65.000 m2. Desde el exterior pueden apreciarse su anfiteatro así como sus espejos de agua, que crean fantásticas imágenes.
Mercado Roma
Expresión de comunidad, ocio y gastronomía, los mercados se han convertido en puntos ineludibles en todas las ciudades. Ciudad de México tiene en el Mercado Roma uno de los más atractivos.
Diseñado por Rojkind Arquitectos, pone especial énfasis precisamente en esos valores de intercambio y colaboración en un espacio gourmet concebido para albergar todo tipo de expresiones relacionados con la rica cultura gastronómica mexicana.
Cineteca Nacional
En un plazo récord de 10 meses de construcción logró completarse la renovación de la Cineteca Nacional de México, a cargo también de Rojkind Arquitectos.
Ubicado al sur de la ciudad y sede de los mayores fondos cinematográficos del país, el proyecto se centró en remodelar las instalaciones de 1982, destruidas en parte por un incendio.
Su situación, que la convierte en lugar de paso hacia la estación de metro Coyoacán, se aprovechó para crear una gran plaza pública con el objetivo de que fuera utilizado por la mayor cantidad de personas posible, dando lugar a un lugar “democrático, muy social”, en palabras de Gerardo Salinas, socio de Rojkind Arquitectos.