Museo de Arte Taihang Xinyu por el estudio Wang Chong

El Museo de Arte Taihang Xinyu está escabrosamente incrustado a la topografía rocosa del pueblo de Shibanyan, en Linzhou, China. Diseñado por el estudio Wang Chong, la arquitectura se integra perfectamente en el tejido del pueblo, revitalizando antiguos almacenes y mejorando la configuración paisajística del lugar. El equipo de diseño trató de crear una estructura que creciera orgánicamente desde el terreno, mezclando sin esfuerzo elementos antiguos y nuevos en un emplazamiento estrecho y compacto. Se ha empleado la reutilización sostenible de viejos materiales pétreos encontrados en la región para revivir la artesanía tradicional de la piedra y crear un espacio público abierto de varios niveles. El edificio no se ajusta a los símbolos habituales del espacio público utilizados en las exposiciones del arte moderno occidental, como el espacio cuadrado color blanco o las techumbres inclinadas de gran nostalgia. En su lugar, pretende generar un recinto que evoque una sensación de cotidianeidad que conduzca al visitante a una conexión más estrecha con la belleza natural de su entorno.

todas las imágenes © Zhu Yumeng Coppak Studio

una interfaz espacial que combina lo antiguo y lo nuevo

La estructura incorpora a la perfección el antiguo almacén del lado norte y conecta a las personas entre la calle del lado poniente y el paseo marítimo situado al oriente a través de un patio, lo que da como resultado una cohesiva textura urbana. Al observar el edificio desde una perspectiva horizontal, existe una diferencia de altura entre el volumen alto del lado sur y el antiguo almacén del lado norte. Combinar el nuevo edificio con un volumen pequeño desvirtuaría su imponente estatura, y a la vez, un volumen mayor crearía problemas de coordinación con el almacén del lado norte. Así pues, aprovechando la ventaja del terreno en el lado sur, el museo de arte envuelve hábilmente el antiguo almacén con una superficie triangular para lograr una integración perfecta. Un arco se integra posteriormente siguiendo los aleros del almacén extendiéndose hasta el suelo.

‘Definimos la interfaz del museo como la montaña cercana, ‘porosa’ e ‘inclinada’, y el camino extendido en zigzag — que comunica el río Cangxi y la montaña a lo lejos –, crea una sensación de distancia que se retrae estrato por estrato desencadenando una sensación de misterio al presenciar la vista alta y lejana’, compartió el estudio Wang Chong (más información aquí).

las piedras encontradas durante la excavación de la ladera se utilizaron para construir el terraplén de la ribera

Reutilización sostenible de antiguos materiales pétreos de la región

La superficie sutilmente curvada, y el color brillante de la piedra permiten que la estructura sobresalga de la textura regular del pueblo. Esto la hace fácilmente identificable, pero no compromete la belleza natural del entorno. Al contrario, realza el aura de coexistencia armoniosa entre lo hecho por el hombre y la naturaleza, inyectando vitalidad al paisaje. Además, con esta disposición, el edificio parece haberse desarrollado orgánicamente a partir del entorno montañoso, haciéndose eco perfectamente de su entorno dando la impresión de que lleva en pie muchos años, y que a su vez, sigue creciendo. Gracias a esto, exuda un fuerte ‘sentido del lugar’ que transmite una naturaleza salvaje en concordancia con el contexto de Taihang.

Desde el punto de vista de la comunicación visual, las pizarras y las piedras no sólo sirven como materiales de construcción, sino también como medio de exposición. El método experimental de la construcción con piedra está arraigado en las tradiciones locales y en los requisitos realistas de una construcción rentable, representando al mismo tiempo un enfoque de diseño sostenible que frena el consumo de materiales y recursos. Además, según los arquitectos, el método constructivo local también reconfigura la estética sencilla y rústica de la vida cotidiana.

las fachadas antiguas y nuevas se alternan armoniosamente

Los arquitectos excavaron la ladera bajo el museo de arte, en la cual tallaron un hermoso espacio para el restaurante. Los muros de contención de concreto de los lados norte y sur del restaurante son irregulares. Durante el proceso de excavación, el equipo encontró numerosas rocas de gran tamaño hábilmente incorporadas al diseño del restaurante, que se incrustaron a la perfección con el entorno local. Para resaltar aún más la conexión del espacio con su entorno, los pisos de terrazo rojo fueron elaborados con agregados de arenisca roja encontrados en la zona. 

El espacio exterior del museo de arte encarna la ambigüedad, con varias entradas y caminos que conectan la orilla del río y la calle. Además, hay plataformas abiertas de varios niveles en el lado del agua, incluido un canal que dirige a la gente desde el estacionamiento para turistas ubicado en el lado norte hasta la ciudad. Un puesto de comida asada se sitúa convenientemente para los visitantes sirviendo a la vez de apoyo operativo para la galería de arte. Durante el día, los estudiantes visitan el espacio y lo llenan de vida mientras se dedican a diversas actividades, desde hacer bocetos hasta socializar y jugar.

La azotea del restaurante se transforma en lugar de conferencias artísticas y actividades sociales, y por la noche se convierte en escenario de bailes comunitarios en la plaza. La terraza del edificio con vistas a la montaña y la vereda de la azotea (conocido como ‘corredor nupcial’) fomentan múltiples interpretaciones imaginativas de la vida pública. El objetivo es estimular el efecto Medici, lanzando un campo de arte público caracterizado por la inclusividad y la atención humanística.

se reutilizó una gran cantidad de pizarras viejas recolectadas